sábado, 21 de mayo de 2016

La Gran Guerra de Los Dioses Andinos: Epopeya Andina


  Les presento la portada de mi nueva novela titulada "La Gran Guerra de Los Dioses Andinos" fue presentada en el simposio por los 400 años de Inca Garcilaso de la Vega y será lanzada en Junio del 2016.

  Este es el prólogo escrito por mi colega y amiga Carmen Samanez Paz 
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  Esta epopeya andina de Salustio Concha Tupayachi describe conquistas, guerras y hazañas realizadas por héroes de nuestro Cusco, capital del Tawantinsuyo, cuna extraordinaria de la civilización incaica, donde la raza autóctona sufrió el impacto de la conquista española con su secuela de servidumbre e imposición de nuevos patrones de conducta.
  El autor a lo largo de sus páginas destaca el tema bélico de los incas y su lucha contra los españoles, con el afán de reivindicar y revalorar nuestro pasado incaico, siendo una producción literaria que enaltece la conciencia nacional. Es un relato extenso lleno de peruanidad, libro que describe el linaje de los incas y evoca con emoción hechos históricos de gran trascendencia, a manera de defensa contra la barbarie practicada por los conquistadores españoles en épocas remotas.
  Se trata de una obra basada en la realidad inmediata circundante mezclada con la invención fantasiosa del autor, cuyo propósito fundamental es presentar la grandeza del imperio incaico, describiendo usos, costumbres, creencias e idiosincrasia del habitante andino, pues el autor revive una sociedad guerrera del pasado en medio de un contexto violento, encarnizado y sombrío que anuncia gran mortandad y desgracia, porque describe con estilo vigoroso y patético un mundo de hostilidades entre incas y españoles, lleno de matanzas, mutilaciones, asaltos, levantamientos y guerra de guerrillas.  
  Salustio Concha Tupayachi relata sucesos  legendarios o históricos, exaltando el valor, la nobleza y la fuerza de sus héroes con atributos guerreros como: intrepidez, perspicacia, liderazgo, inteligencia, don de mando, valentía, audacia y habilidad en el manejo de armas; por cuánto éstos buscan honor y gloria en el combate, pese a que saben que han de morir. Heroicidad en la única forma que les permite a sus personajes alcanzar inmortalidad,  prestigio y estimación social.
  Muchos personajes del relato son históricos como Atawallpa, Rumi Ñahui, Cahuide, Huascar, Tupac Huallpa, Manco Inca, Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Hernando de Soto, Pedro de Alvarado, los mismos que se caracterizan por tener gran autoestima, buscando la gloria con sus acciones.
  Los espacios literarios crean atmósfera de tensión y de suspenso, muchos de ellos son reales como Yucay, Cusco, Puná, Cajamarca, Ollantaytambo, Jauja, Saqsaywamán, Atocongo, Lima Andahuaylas, Chinchero, Chachapoyas, Vilcabamba, etc.
  La serie de hechos por secuencia que nos relata Salustio Concha Tupayachi tienen que ver con arengas, conspiraciones, estrategias de guerra, fundación de ciudades, expediciones propias de la conquista española; así como también enfoca la resistencia del pueblo inca, que le proporciona a la obra un carácter dinámico, donde campea el sentido de justicia, fidelidad y con las consecuencias con ideales de los combatientes, que se caracterizan por su bravura y coraje para defender su patria, en medio  de incursiones  temerarias y gloriosas que producen angustias e interés en el lector. En este libro, el lector encontrará una de las más conmovedoras historias a favor de la peruanidad y defensa de nuestro glorioso pasado.

                                                               Carmen Samanez Paz - Docente de Lingüística UNSAAC.

Volcán Dormido: Novela 2015


Volcán Dormido, novela andina que se desarrolla en el distrito lejano y olvidado de Chungui, región de Ayacucho. El lector leyendo esta narración podrá tener  un cabal concepto en su real dimensión, cómo fue esta pequeña patria antes que ingresara la subversión de Sendero Luminoso antes de la década de 70 del siglo pasado.

Agradezco de todo corazón al profesor Máximo Salazar Medina por haber sido el artífice para la edición de este trabajo, quien con el apoyo de los municipios de Huaccana, siendo alcalde Hugo Najarro Rojas y Elvin Ccaicuri Santi, burgomaestre de Chungui, pudieron cristalizar este mi sueño.                                                            

Volcán Dormido: Novela 2015


      Considero a Volcán Dormido como la obra con contenido de problemas sociales del mundo andino, que pocos hombres quieren expresar en voz alta. Tallar las letras de una novela textual y de denuncia cuyo sentido se dirige a dar a conocer hechos del tabú social; los movimientos armados o guerrilleros, con el prejuicio apologístico, que en el marco de nuestra sociedad están vetados, tal vez de manera errónea o no, so pretexto de cuidar nuestra democracia formal.Salustio,un maestro de experiencia en la producción literaria narrativa, escudriña con sabia visión los conflictos sociales de la época, para romper las normas de la novela ficticia, en un proceso de búsqueda de comunicación y percepción espacio-temporal con el lector de a pie, y reconstruye la historia de una colectividad largamente marginada en su propia comunidad, por parte de los regazos de la dominación colonial española, del poder local expresado en sus autoridades de su propia clase social, quienes amparados en la corrupción y en el estado abusan de sus prójimos de manera desnaturalizada.

                                                                                                                    Máximo Medina Salazar
                                                                                                                     Chincheros - Apurimac.

En Busca de Los Dioses Andinos: 50 Mitos Leyendas y Otras Narraciones


EL KUTUTO, EL BURRO Y EL CHANCHO


  En una aldea de Urubamba denominada K’atan,  vivía una hermosa mujer, pero de estatura baja y gorda;  ella se distinguía del resto de la mestizas por sus trenzas; largas,  negras y sobretodo, por su urraquería. Luisa Sicha había heredado de sus finados padres – le dejaron aùn niña – un pedazo de haza, cercado con piedras, y espinas, con contados árboles de kapulí, sauco y molle.

  Luisa siempre vivió con su tío Francisco, un viejo por demás cariñoso: pero cuando ella consiguió su pareja, un hombre alto, encorvado, pálido y humilde llamado Juan;  don Francisco quiso oponerse a la relación de Luisa y Juan,  porque éste era un desconocido en el lugar.

  Prontamente doña Luisa y Juan Sicos construyeron un bohío, compuesto de una habitación, una cocina y un corral para sus animales. Esta construcción la realizaron al borde de la chacra con piedras, adobes y techo de paja. El terreno fue dividido imaginariamente en dos partes. Un pedazo para cultivar maíz anualmente y el otro pedazo para cultivar permanentemente hortalizas.

  Desde el primer momento que salió los primeros frutos de la tierra. Luisa comenzó a frecuentar el mercado de Urubamba cargando los productos en su espalda principalmente los días de feria: miércoles y viernes. Después de expender sus plantas aromáticas (asnapas) hierbas medicinales y plantas ornamentales, retornaba muy feliz a su bohío cargando sal, pan, azúcar y otros víveres, resultado del sacrificio de  Luisa y Juan.

  Para los tiempos de hambre Luisa y Juan ya tenían el maíz en su troje para venderlo en el mercado.

  Había días en que los productos de Luisa no salían en el mercado; entonces viajaba con frecuencia a otros mercados fuera de la provincia.

  Un día -antes de coger el sueño- Luisa le dijo a su esposo:
    - Juan; el mercado de Maras es excelente para vender nuestros productos ¿Por qué no adquirimos un burrito para llevar  nuestros productos hasta ese mercado? Esposo hagamos un esfuerzo de ahorrar dinero; comprando un burrito hasta triplicaremos la ganancia porque el burrito al retorno de Maras traería papas, lizas ocas y otros tubérculos para la casa.

    -Está bien esposa mía – le respondió Juan lleno de ilusión.

La noche paulatinamente iba entrando en silencio absoluto, ya no se escuchaba el ladrido lejano de los perros de la comarca.

  Juan, era un hombre completamente dedicado a sus quehaceres agrícolas; ya sea en su casa realizando alguna actividad, raras veces se le veía en otro lugar. Si es se le veía era comprando un par de vasitos de chicha para beber en sus horas de sed; se diferenciaba de los demás hombres del lugar, puesto que ellos a partir de las tres de la tarde, ya estaban en las chicherías, bebiendo hasta  altas horas de la noche. Don Juan criaba en su cocina una gran cantidad de cuyes que alimentaba con el pasto de su huerta, su distracción diaria era: mirar a los enamoradizos kututos (cuyes machos) tras de las hembras moviendo sus traseros y ronroneando en competencia. Esta pareja de esposos siempre festejaban sus cumpleaños-cada uno- comiendo un cuy entero; asado y crocante mezclado con tallarín al horno, rocoto relleno y un gigante choclo hervido; luego remataban con algunos vasos de frutillada.

  Ciertamente, don Juan y doña Luisa ya tenían un burrito azulejo   aún tierno,  ternejo y de patas delgadas. El rucho ya empezó a ocupar un lugar no solamente en el corral sino también en el canto de la chacra rasurando con sus dientes grandes el kikuyo (pasto verde) y otras plantas rastreras.

  De pronto, Luisa viajaba al mercado de Maras llevando cargado en su tierno pollino sus productos de la huerta, Efectivamente sus sacrificios empezaron a cosechar frutos con una buena ganancia, los esposos progresaron raudamente.

Un día, a la hora del almuerzo  Luisa le habló a su esposo diciendo:

    -Juan estas viendo, cómo esta sobrando mucha comida ùltimamente ¿Por qué no nos compramos un chanchito para cebar? Al puerquito cuando lo degollemos nos dejara su manteca, fuera de la carne que vamos a consumir
    -Está bien esposa mía lo que has pensado-le contestó Juan.

  Repentinamente Luisa comenzó a sentir síntomas de embarazo. Ella se alegró con demasía y díjose: Ojalá que sea un varoncito para que le ayude a trabajar en la chacra a mi esposo.

  Un tiempo después, Luisa había comprado un chanchito de Maras, la venida de este animalito fue recibido con mucho agrado por  Juan, quien de inmediato  se fue al corral y preparó una pequeña chocita con restos de palos y hojarascas de su propiedad ; luego le consiguió una artesa de piedra para bañarle y darle de comer y beber … El burro al mirar al pequeño marrano sintió cierta alegría y díjose: ¡Qué alegría ,ya tengo un amigo con quien puedo pasar los interminables días de cárcel en este corral!  Pronto Juan se desvivió por el chancho, trayéndole todo tipo de alimentos y, todavía le bañaba todos los domingos en la artesa.  Presto, el cerdo comenzó a crecer y tomar cuerpo.

  Un día, el burro llegó de Maras completamente agotado no solamente cargando papas, arvejas y cebada sino también a la señora Luisa. . Don Juan después de descargar al pobre burro lo arreó  al corral, luego le dio una  porción de chala seca de maíz, el burro azulejo dio algunos mordiscones y se echó en medio del corral para recuperar sus fuerzas. El chanchito negro y gordo mirando burlonamente al asno se dijo así mismo  ¿Qué zonzo es este burro? Realmente es un burro, le cargaron montañas de bultos encima para ir a Maras y encima la señora se cabalga para retornar,  ni siquiera le dan una buena cantidad de comida. Diariamente le botan unas cuantas cañas de maíz y tiene que morderlas hasta altas horas de la noche hasta llenar la panza. Siendo él me rebelaría, en el momento que me están cabalgando y cargando escaparía. Pero este burro es tan burro y humilde que seguramente en la próxima oportunidad hasta le va cargar al patrón y a su mujer. Pero yo sí  jamás soportaría estos maltratos,  a mí me traen la mejor comida y en abundancia, me preparan mi cama para dormir y hasta me bañan semanalmente.

  El pollino como entendía el lenguaje del chancho, soportaba estoicamente todas los sandeces que decía el marrano.

   Luisa y  Juan – después de descargar – los bultos del burro azulejo, se enrumbaron hacia la cocina. Juan, al ver tan cansada a su esposa – luego que se apoltronó en un asiento de chuchao –le sirvió un plato de sopa de chuño oliendo a muña. Doña Luisa empezó a masticar lentamente las papas de la sopa; pero de súbito regaño a su esposo ¿Acaso doña Luisa estaba malgeniada por el embarazo? Don Juan escuchaba estoicamente todas las diatribas que lanzaba su esposa. Después de terminar el plato de sopa, Luisa se retiró a su dormitorio a descansar; mientras que Juan se quedó en la cocina lavando los trastos.  Allí  Juan escuchó la conversación de sus dos kututos que decían:

    -Amigo kututo  ¿Has escuchado lo que la  patrona le dijo al patrón?- habló el kututo negro
    -Sí, la verdad yo no soportaría tanta injuria de inmediato –después de pegarla-me largaría de esta casa aunque mi corazón la adore.
   -Amigo, nosotros que tenemos cada uno veinte mujeres ¡Cómo nos respetan ellas! ¡Nos adoran!- Terminó de hablar el kututo castaño.

  Don Juan con un odio cerval miró al kututo, pero, mentalmente se dijo: quiero saber qué más hablan…
    -Así es –respondió el kututo negro y peludo
    -Amigo ¿Acaso es la primera vez?- habló el kututo castaño y pelado
    -Así es -respondió el cuy macho.
    -Es que el patrón es muy humilde, de donde sabemos si el hijo que carga en sus entrañas la patrona no es él, puesto que, ella siempre viaja a Maras, de repente, se ha conseguido un amante - dijo el kututo castaño y pelado.

  Las palabras de los kututos le cayeron a Juan como un cuchillo al corazón y díjose: éstos no son tan zonzos como creía.
    -Amigo la otra vez la patrona dijo que el pedazo de tierra que usufructúan no es del patrón, sino que es exclusivamente de la patrona, herencia de sus padres. Después de insultarlo la patrona le dijo: ¡So inútil, pobretón anda , lárgate a tu pueblo , te estoy manteniendo hasta vistiéndote- habló el cuy negro y peludo .
    -Pero la patrona es injusta,  cuando nuestro patrón está solo, se dedica a trabajar de sol a sol en la chacra, cocina, lava hasta la ropa de la patrona y limpia la casa. La patrona solamente se dedica a llevar las cargas al mercado de Maras- habló el kututo castaño y peludo.

  Don Juan se puso pensativo y díjose: Estos cuyes tienen razón, realmente la mujer me ha dominado. Esto no puede ser…
     -Amigo ¿Tú permitirías que una de tus mujeres te levante la voz?- interrogó uno de los kututos.
    -Jamás, pero si me levanta la voz le rompo el hocico con  una trompada.  Don Juan seguía escuchando lo que parlamentaban los dos kututos  mirando a las hembras que comían el pasto.
    -Pero amigo ¿Por qué todas las mujeres bajas siempre son dominantes? Les falta tamaño pero les sobra la boca.
   -Amigo es la ley de la vida, es una compensación hasta en los hombres, el hombre pequeño también es un bocón.

El kututo negro y peludo después de mirar y enamorar moviendo su gordo trasero a una de las cuyas recién paridas dijo:
    -Amigo ¿Por qué teniendo tantas mujeres siempre peleamos por una?
    -Ah… amigo, es la ley de la vida cuanto más tenemos más queremos…

  Después de algunos días, la casa de don Juan y Luisa se abarrotó  de gente. La dueña de la casa comenzó a sentir dolores de parto. Dando gritos escalofriantes; le atendían dos comadronas. Don Juan se veía en serios apuros para atender a las visitas, pero presto ella alumbró un hermoso niño rollizo muy parecido a su padre. Don Juan festejó la venida de su hijo con algunas copas de aguardiente. Pero se levantó del asiento luego se  fue a la cocina diciendo:
   -Aunque me digan que soy un hombre sacolargo, dominado por mi mujer, qué voy hacer,  ahora tengo un hermoso hijo, y quiero festejar comiendo a ustedes dos kututos por mañosos y malpensados.

  El burro azulejo retornó al corral con la panza llena pasto que don Juan lo había amarrado en un canto de la chacra. Pero  el marrano fingiendo despertarse de un falso sueño habló con una voz de burla:
    -Pobre burro, dice la patrona ha dado a luz a un varoncito; desde el próximo viaje tendrá que cargar no solamente  los bultos , sino también ,a la patrona y a su hijo; este burro si será humilde o muy zonzo ni siquiera es capaz de golpear con su cabeza a la puerta pidiendo comida, éste prefiere morirse de hambre.

  Dos semanas después del  parto, la señora Luisa partió a Maras cargando con una manta a su retoño en sus espaldas llevando asnapas, repollos y serones de kapulí para hacer su consabido negocio.

  Don Juan se encontraba completamente preocupado por Luisa y su hijo puesto que- desde el parto - era la primera vez que Luisa  había partido a Maras con su negocio.

  La señora Luisa, después de vender sus productos decidió retornar hacia su tierra.  Después de salir de  la población silenciosa de Maras, cabalgó en el burro azulejo, su hijito  se encontraba en su espalda. Pronto a sus ojos de Luisa  maravillaron  los imponentes picachos  de las montañas de Verónica, Chikón y Pitusiray… La bestia trotaba cargando a su patrona y al niño, llegaron a las pampas de T’iobamba, muy cerca del hermoso templo colonial.El burro divisó a lo lejos a un gran número de ovejas, ganados, burros y caballos. La bestia comenzó inquietarse, se escuchó el rebuzno de un burro hechor. El burro garañón empezó a galopar, la señora Luisa intentaba controlarle con la rienda, pero no le hacía caso.     La negociante para protegerle a su hijo – porque había perdido el estribo – desesperadamente se agarró con dientes y uñas de la carona y de  los escasos crines de la bestia. El burro se fue tras de una burra joven de color negro, y se apoderó de ella a puro mordiscón y patada.
  Presto,  doña Luisa apareció en el segundo piso; mientras que su  hijo   se encontraba en otro nivel. Ella nerviosamente pedía auxilio a los pastores, pero ellos no sabían qué hacer ya que eran niños. La bestia después de satisfacer sus instintos, se puso en camino hacia K`atán.

  Cuando la bestia llegó a Yawarmaki-como adivinando que algo malo le iba pasar- descendió con tranquilidad como dándole seguridad a la señora Luisa y a su recién nacido.

Así el burro garañón asomó en K’atán  cargando a Luisa y su párvulo. Por fin a Juan  le pasó la preocupación al ver a la bestia a su esposa e hijo.

  Después de bajarse del burro, le habló la señora Luisa con una mirada torva diciendo:
-Juan quiero merecer un favor tuyo, pues me  muero de cólera. Este burro me ha puesto en grandes aprietos y también a mi hijo. Por favor mañana mismo, a la primera hora debe estar castrado este maldito.

Juan interiormente preguntóse ¿Qué ha podido pasar con este burro, si él es muy tranquilo?

  De inmediato se aproximó al lado del burro y luego de sacarle la carona le parlamentó como rimando:
   -Desde ahora ayunarás
   Porque mañana a estas horas
   Ya no estarás
  Con tus adoradas trolas y boloñas.
                         
  Luego de colgar la carona en un altillo de la habitación del chancho, don Juan se fue en alcance de su esposa.

El porcino, festejó con una risotada y cuando se calmó dijo como riéndose y recitando:
    -Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡pobre burro!
    ¡Este burro no sabe lo que ha dicho la patrona!
    ¡Este burro es tan burro!
    ¡No sabe qué le va ha pasar mañana!
    ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!¡ pobre burro!
    ¡Un burro sin huevos ya no es burro!
    ¡Un burro sin huevos es una burra!

El pollino paró las orejas, se puso muy nervioso; y caminaba por el corral de un lugar a  otro ¡ tras¡ ¡trus! ¡tras!, pero cogitabundo, le remeció su cuerpo y díjose:
No he debido correr y subirme encima de la burra pero no   podía evitar la tentación, perdí la fuerza de la voluntad   ¡Me encegué ¡ ¿ Ahora qué hago? Fugarme… pero la puerta está asegurada con un candado.  Al burro se le había quitado el hambre y la sed, no tenía ganas de morder un pedazo de chala seca.

  El chancho seguía despotricando contra el pollino .Durante la noche, el burro no podía dormir, pensando en que iba a perder sus huevos. El chancho durmió muy placenteramente.
Para  la salida del sol, el asno ya no tenía las dos boloñas. Lo habían castrado cuatro robustos hombres-después de tumbarlo y maniatarle con sogas sus cuatro extremidades-en el centro del corral. El marrano  había atisbado todo el proceso de la castración; pero fingiendo dormir:

  Después que se retiraron los capadores, llevándose los dos huevos del burro para comérselos en asado con un poco de ají y mote; el puerco habló en forma por demás burlón y como recitando:

    -¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!¡ pobre burro!
    ¡Ahora si se ha convertido en una gallina!
    ¡Ahora hasta su propio piojo le va a cabalgar!
            
  El pobre pollino estoicamente escuchaba la sorna y desparpajo del chancho, el burro no podía dar un paso adelante porque las heridas le dolían puesto que le habían echado yodo y aguardiente y, para remate, sangraba.
                         
  La señora Luisa recién sintió algo de tranquilidad al ver al burro completamente cohibido, pusilámine y sumamente triste,  purgaban de sus heridas gotas de sangre y pus.

  El chancho todo orondo comía y dormía en el corral; mientras que el burro no tenía ni ganas de mascar un pedazo de chala por el dolor. En contadas horas había adelgazado.

  Un día, dijo don Juan que el burro debía de ir a Maras llevando las cargas de doña Luisa porque este viaje le haría bien porque sudaría y le purgarían las heridas. Efectivamente el asno partió hacia Maras, pero esta vez cargado de tomines de chicha en unas angarillas  ex profesamente preparadas para estos menesteres. La señora Luisa regresó de Maras pero trayendo en el burro, una montaña de ichu, que descargaron la paja punera; allí habló el burro -por primera vez en el corral como recitando:

    -¡Quien como los patrones!
    ¡Mañana ellos gozarán…!
    De una rica carne de marrano!
    ¡Yo todavía tengo una larga vida!
    ¡Aunque sin mis dos huevos!

   ¡El ichu que traje!
   ¡Mañana estarán pelando!
   ¡El pellejo de aquel puerco burlón!
   ¡Quien ríe último, ríe mejor!
   ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!¡ carajo!

  Al día siguiente, muy de madrugada los cuatro capadores de la patrona Luisa ingresaban al corral armados de cuchillos y sogas para degollar al marrano.

  El burro dormitó fingiendo no escuchar los desesperados gritos de su detractor. 

En Busca de Los Dioses Andinos: 50 Mitos Leyendas y Otras Narraciones


Urubamba: Provincia Arquelógica del Perú

Danza Sagrada De Los Apus: 50 Mitos, El Negociante, El Burro y Los Zorros (Cuento N° 7)


7

EL NEGOCIANTE, EL BURRO Y LOS ZORROS

 En un lejano pueblo de Acomayo, llamado Pillpinto, vivía un comerciante que quincenalmente viajaba a Quillabamba, donde compraba aguardiente y coca, que luego vendía a sus coterráneos y también por las tierras de Livitaca, Kapaqmarca, Llusco, Velille… comprensión de la provincia de Chumbivilcas, departamento del Cusco.
¿Cómo había empezado este comerciante? Pues, bien, sus primeros años fueron de sufrimiento porque cargaba en sus espaldas mercancías que intercambiaba en Quillabamba con los productos de selva. Poco a poco, comenzó a capitalizar hasta que, finalmente, pudo comprar varias mulas para transportar sus mercancías.
Cierto día, en el camino se le presentó un percance. ¿Qué había sucedió? Durante la noche había llovido a torrentes y como resultado de un deslizamiento de tierras se había caído el puente. -Esto sucedió en las alturas de Tankaq, distrito de Ollantaytambo- y no había un lugar que permitiera vadear y pasar a la ribera de enfrente. Así que, para pasar la noche, don Lucio determinó acampar en una cueva.
Después de descargar los bultos de coca y los odres de aguardiente que llevaba, se introdujo, con sus ayudantes, en un gigantesco machay o caverna que existía en medio de la montaña. Luego los ayudantes fueron en busca de una pampa que tuviera forraje para que las mulas apacentaran. Para que las bestias no escaparan, les amancornaron con lazos, las patas delanteras.
La montaña estaba cubierta de ichu, pedrones, alguna arboleda; el viento latigueaba el semblante cansado de los viajeros. Cuando la noche cayó sobre la montaña, solamente se escuchaba el silbido cordillerano. Los viajeros se recostaron sobre las caronas o cabalgaduras de las bestias, cubriéndose con ponchos y frazadas. Se pusieron a conversar mirando a las estrellas y fumando cigarrillos elaborados con tabaco quebradeño. Hasta que se escucharon las canciones de los jakachos y pukupukos. Al día siguiente, muy temprano, se levantó el comerciante y salió del machay, encontrando el piso cubierto de espejos de hielo. Después de abrigarse con su poncho, buscó a las bestias, pero grande fue su sorpresa cuando vió que las mulas habían desaparecido del lugar donde las dejaron la noche anterior. De inmediato dio aviso a los ayudantes para que busquen a los cuadrúpedos.
Después de paciente y preocupante búsqueda, uno de los ayudantes encontró huellas de las mulas, y comenzó a rastrearlas como un perro en busca de carne; dentro de los ichuales y arbustos. Los cuadrúpedos se habían metido a otro machay, donde estaban muy bien parados, el ayudante subió a una colina desde donde llamó a su patrón y a los otros ayudantes, diciendo: ¡Aquí están las mulas! El eco de la montaña trasladó su voz por todo el espacio… Cuando escuchó la respuesta de los otros buscadores que venían a su encuentro orientados por la voz que no dejaba de llamar.
El inti trepaba con pasos largos y poderosos por la escalinata del firmamento azul; luego la neblina blanca que cubría la montaña se elevaba, con sus alas incansables, hacia el cielo.
 Por fin el dueño llegó hasta donde estaban las mulas, pero le produjo gran inquietud no encontrar los lazos en las patas de las bestias. El, con sus ayudantes, los buscaron, pero no había rastro de ellos. En la mente del comerciante surgieron muchas interrogaciones ¿Quién los desató? ¿Con qué lazos cargaría las mercancías?
El sol llegó a las espaldas verdes de las montañas trayendo un calor agradable. Don Lucio divisó a una pastora que subía a la montaña, por un camino zigzagueante, arreando una tropilla de llamas, y se dijo: iré a su encuentro y le preguntaré por mis lazos. A grandes zancadas el comerciante fue en dirección de ella… Las neblinas blancas habían desaparecido del escenario, (el comerciante) al interrogarle recibió la siguiente respuesta:
-          Señor ¿Quién va a robar los lazos? Por estos lares la gente no llega… y menos de noche.
-          Gracias –contestó el negociante; luego se retiró.
Cerca al medio día, el sol había avanzado caminando hasta el centro del universo. El comerciante y sus ayudantes no habían desayunado por buscar las sogas. A don Lucio se le hacía un mundo pensando como cargar sus productos en las doce mulas negras. Así divisó un burro que se aproximaba, tras–trus…, con sus patas delgadas y con las orejas muy paradas hacia adelante. El comerciante se aproximó al burro y el pollino lo saludó con sumo respeto:
-          Amigo, buenos días ¿Qué se le ofrece?
El comerciante después de recibir el saludo, con voz lacerante le narró todo lo que le había sucedido. La bestia, luego de golpear al suelo con sus patas delanteras, le respondió:
-          Amigo comerciante, yo sé dónde están las sogas.
-          ¿Estás seguro? ¿Cómo sabes?
-          No quiero que me preguntes –le dijo el jumento. — Señor burro, ¿los puedo recuperar? ¿Acaso puedes ayudarme?
-          Por supuesto amigo –dijo el asno.
El semblante de don Lucio se trastocó en alegría desbordante. Seguidamente el comerciante le preguntó:
-          ¿Cuánto me cobras? La bestia mirando al comerciante, le dijo:
-          ¿Qué haría yo con el dinero? Lo que quiero, señor comerciante, es que me traigas una carga regular de cebada, en etapa de espigar, y también una porción de quinua, pero hervida.
-          De acuerdo, amigo burro –respondió el comerciante.
El comerciante llamó a uno de sus ayudantes y le ordenó que bajara a Ollantaytambo para comprar una carga de cebada y quinua.
Él no perdía las esperanzas de encontrar sus doce lazos, y con sus ayudantes los siguió buscando por quebradas y lomadas.
Ya al atardecer, el ayudante apareció cargado de pasto de cebada y quinua hervida. Estaba muy cansado y sudoroso y, al llegar, lanzó la carga delante del burro. Don Lucio le dijo al animal:
-          Amigo burro: ahí tienes lo que me has pedido.
-          Gracias don Lucio –respondió el burro.
El asno comenzó a manducar, a boca llena, la cebada espigada. Saboreaba con placer, mientras que la quinua hervida se mantenía cerca. Después que terminó de yantar la cebada, le dijo al comerciante:
-          Amigo, ahora me voy a echar en el suelo, luego tú me vas a untar con la quinua hervida: mis ojos, mi ano y mi boca.
-          ¿Y después? — Ah… luego te vas retirar lejos del lugar junto con tus mulas.
-          ¿Acaso señor burro no me estás engañando? — Señor arriero ¿cómo vas a pensar de esta manera?
-          Está bien, pero después, ¿qué hago? –preguntó el comerciante.
-          Cuando escuches mi rebuzno, recién vendrás.
-          Está bien –respondió el comerciante. El burro se estiró en el suelo en forma rígida.
Después de largo rato se aproximó un zorro con pasos lentos y desconfiados y comenzó a mirar con ojos escrutadores todas las partes del burro; luego dio varias vueltas alrededor del pollino. El zorro se paró junto a la cabeza del rucho y después dijo:
- Ah… ¡qué suerte tengo ¡…este burro está muerto, seguramente con torzón, pues debe haber tragado mucho. No pensaba banquetear tan rica carne ¿Cuántos días estará ya muerto? Tiene la panza muy hinchada. Uf… en su boca hay gran cantidad de gusanos, igualmente en sus ojos y ano. O sea, ya está en putrefacción. Yo solo ¡ qué voy a poder terminar tanta carne ¡, mejor voy a llamar al resto de los zorros para banquetear en grupo porque ellos, en alguna oportunidad, también me han invitado a saborear las ricas carnes de ganados que se habían desbarrancado.
El zorro se retiró brincando de regocijo; luego oteó desde encima de un pedrón verduzco. Los zorros comenzaron a salir de sus madrigueras y, seguidamente se enrumbaban, guiados por los ademanes del zorro. Las bestias carnívoras rodearon al pollino; de sus bocas caían cantidades de saliva. Antes de empezar con el banquete, uno de los zorros habló:
-          Hermanos y hermanas, este burro está muerto hace días. Miren su ano, ojos y boca, hay gran cantidad de gusanos –quinua hervida–. Pero si empezamos a banquetear, su hedor va a llegar a las narices de los cóndores, pumas y otros animales. Ellos pronto van a llegar y nos van a quitar toda la carne.
-           Amigo ¿Qué podemos hacer? –dijo uno de los carnívoros.
-           Hermanos, lo que podemos hacer es arrastrar el burro a mi madriguera, que es grande.
-           Pero ¿con qué sogas? 
-          Yo tengo –anunció el zorro-. Luego otro dijo: 
-   Esta carne aún está fresca y todavía no está tan malograda; tampoco vuelan las chiririnkas [moscardones].
El jefe de los zorros, que tenía cola frondosa y canosa, habló:
-          Hermanos, cada uno de ustedes tiene que amarrarse la punta de los lazos a vuestros cuellos y cinturas, para que de esta manera puedan tener más fuerza para arrastrar el burro.
-          Está bien –dijeron a voz unísona los zorros.
El sol desde la altura contemplaba cómo las bestias carnívoras arrastraban al burro plateado en una sola dirección. Hacían todo el esfuerzo posible para llegar lo más rápido a la madriguera. Pero, súbitamente, el burro plateado se levantó del suelo rebuznando y correteando por los pedregales y campos; pateando, coceando y mordiendo a los zorros. Los animales al recibir las patadas y mordeduras, iban muriendo. El sol paralizó su caminata por el firmamento, contemplando asombrado la tragedia de los zorros.


El comerciante corrió al encuentro del burro para agradecerle por la recuperación de sus doce lazos.

Danza Sagrada De Los Apus: 50 Mitos, Leyendas y Otras Narraciones


  Todavía con el olor a tinta de imprenta -como cuando nos llega el pan recién horneado- llega a mis manos el libro "Danza Sagrada de los Apus, 5o mitos, leyendas y otras narraciones" del escritor Salustio Concha Tupayachi, trayéndonos los frutos del imaginario andino, recogidos en el más rico filón de nuestra literatura oral: el valle sagrado de los incas y las comunidades y pueblos sur andinos.
  "iCuantas noticias y fechas históricas, salvadas para siempre del olvido, va a encontrar el lector en las preciosas páginas que entre las manos tiene!" Escribía el ilustre tradicionista Don Ricardo Palma, al prologar la obra de su discípula Doña Clorinda Matto de Turner, eso mismo podemos decir de esta obra, tan plena de emotivos recuerdos, tradiciones legendarias salvadas del olvido y trabajadas con la fértil imaginación de nuestro amigo Salustio Concha Tupayachi, quien, como profesor de escuela rural y con el mismo empeño de un investigador social o antropólogo, supo captar y plasmar en el libro.
  Ésta ya es una segunda entrega. La anterior: "Epopeya de los Dioses Andinos" me causó grata impresión y a propósito escribí .un comentario periodístico.
  El nuevo trabajo sigue la misma línea, el lenguaje es sencillo, llano, asequible a cualquier lector; el cuidado puesto en la corrección y calidad es notorio.
  Confieso que con suma delectación he leído estas páginas alimentando mi imaginación con un mundo de Apus o dioses a veces vengativos, otras veces compasivos y enamorados de alguna bella pastorcita de la puna-; con fábulas que cuentan de intríngulis entre osos, zorros, burros y wallatas,- con historias que hablan de ñustas enamoradas que fugan con amantes furtivos para amarse en lugares encantados donde sus imágenes quedaron petrificadas entre rocas, bosques, árboles añosos; toros salvajes que habitan ríos y lagunas misteriosas; lugares poblados por seres inanimados que, de pronto, cobrando vida, cuentan sus historias, narran la vida de animales mitológicos -mezclas de reptiles y humanos-, epopeyas dolorosas como la de Qori Oqllo la hermana y esposa de Manco Inca, que defendiera su honor, con bravura inaudita; hechos sobrenaturales protagonizados por héroes que compiten con titanes, pisthakos y condenados tenebrosos; historias a cerca del origen del agua, la kiwicha o la keuña; una versión del mito del Paititi que es una pequeña novela, sin dejar de lado pequeñas historias modernas o anécdotas de la autobiografía del escritor; en fin, acontecimientos magníficos que la imaginación indígena y mestiza tejió, durante cientos de años, como filigrana de plata entre hebras finas de vicuña, en el poncho representativo de la cultura peruana.
  El libro consta de cincuenta trabajos muy bien logrados que, en su conjunto, constituyen un tesoro invalorable que de otro modo estaría perdido en la memoria secular de nuestro pueblo. Volcados al libro y con esta noble investidura, estos mitos, leyendas y narraciones, darán mucho que hablar y serán acicate para hurgar la creatividad de las nuevas generaciones de escritores del ande.

                                                                               Julio Antonio Gutiérrez Samanez

Pachaquteq : Épica Andina


El Qosqo imperial está a punto de sucumbir ante las fuerzas de un ejército bien organizado y poderoso, al mando de tres generales famosos: Hanko Ayllu y Astu Waraka y Umay Waraka. Es el ejército Chanka que viene arrasando con todo aquello que encuentra a su paso, y asesinando a todos los pueblos que ofrecen resistencia; es el bélico poder Chanka en camino a la capital del Imperio Inka.
 Wiracocha y su hijo Urqo, éste último elegido sucesor por el primero como Inka del Imperio, al enterarse de la marcha sangrienta del ejército Chanka hacia el Qosqo, huye abandonando la capital y dejando desprotegidos a sus pobladores en medio de sus desesperaciones, angustias, y lágrimas impotentes de mujeres, ancianos y niños.

El joven príncipe Kusi Yupanqui, indignado por la cobardía de su padre y hermano asume la responsabilidad y opta por resistir y defender la tierra de los hijos del Sol; decide en aquellos momentos de toda la historia de los inkas,cuya consecuencia dejará sentada las bases para la consolidación final de aquella gran cultura.

Pachaqutek épica andina; es una novela histórica conmovedora de la vida y obra del Inka Pachakuteq (Kusi Yupanqui), que con sobriedad y sencillez el autor

                                                                                                                   Juvenal Alvarez Espinoza. 

miércoles, 18 de mayo de 2016

Antología Poética en Quechua: Premio Regional de Cultura 2007

      

Aqha.-Significa en idioma quechua: Chicha. Esta bebida fue sagrada en tiempo de los inkas que ofrendaban a sus dioses y también bebida del pueblo.

Aqha es un manojo de poemas, ganador de medalla de Oro convocado a concurso por el Instituto Nacional de Cusco del Cusco (INC),hoy Ministerio de Cultura, con motivo de reconocimiento, como Patrimonio Cultural de la Humanidad del Santuario Histórico de Machupicchu, año 2007.



WILLKAMAYUPAQ IÑIY SIMI
(En Quechua)

Pachaq p’anpasqan WILLKAMAYU…!
Pachakamaqpa apunmi kanki kay pachapi,
Qan karqanki, wayq’okunata pajonal panpakunata ima
Sampallawan, Tucuy munakuyllawan ….
Llaqllarqanki, q’ata unuykiq kallpanwan,
Ancha willkachaspa, WILLKAMAYU…!

Qanta, qhapaq apu, amaru chakiyuq
Qotuntin llaqtakuna huñuq,
Unuyqiq kallpalla phawayninwan,
Kunan hamuni qan much’akuq
Teqsimuyuntin qanta haukachasunki,
CH’uyay Ch’uyay unuykipas
Ancha yupaychasqan
Manaraq machupikchu llaqtaman wichayta qallarishaspa.

Hatunkankaray willka mayu…
¡Rit’i ñawi qhapaq taytay, mañakuyki
Ama hayk’aqpas phiñakunkichu
Ñoqayku wawaykikunawan,
Hina kaqtinqa:
Hanaq pachapichá phuyu sayarinman
Q’aqyapis t’ohanmancha!
Nanaq unukunachá hich’ayakamunqa orqokunamanta¡
Kunbakunachá t’oqyasps wisch’uyakamunqa;
Ñoqayku…
Manapaschá phiñakuyniykita hark’apayta atisaqkuchu
Chheyna kaqtinqa ...wañusaqkuchá llapayku…

¡Cheymi ancha  munakuq willkamay,
Munakuq kunkaykita uyarispa
Yuraq phosoqo apasqaykiman tukuyta munani;
Ñoqapas ch’uya unuykiman tukuspa qanwan purisaq;
Sonqoyki ukhupi muyuq unuman chayasaq,
Willka mak’allikipi kusi wañukapusaq.
Orqokunaq, wayq’okunaq, pajonal panpakunaq taytan…!
Waqaspan mañakuyki
Qonqaspa wawayki hina
Tarpuy chakraknatapas sumaqta qómeryachinki,
Uywakunapas munayta wirayashan
Kay misk’i mikhuykuna
Allin llank’aq runakunallachá misk’irichikunqa.

Llapan mayukunamanta aswan willkachaspa, qhapaq mayu…
¡Anchata umaypi hap’ini qanpa kallpaikita, qhapaq kaynikita,
Munakuynikita, yachayniykita ima;
Qanpaqqa manan qaqapas nitaq rumipas, ch’ilachu


Phawayllan qaqatapas, rumitapas kutarqonki atún kallpaykiwan.
Ichaqa…. Ancha munakuq sonqoykipi, llapan runata munayunki;
Willkamayu, inkakunaq apun, qonqorchaki añaychayki
Khatatataspan, willka unuykita much’aykuni.

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ORACIÓN AL DIOS WILKAMAYU
(En Español)

¡Legendario río Willkamayu…!
Eres el dios de los dioses de la naturaleza
Porque fuiste el gran arquitecto
Que labraste
A las montañas, valles y llanuras
Pacientemente, amorosamente….
Con la fuerza y destreza  de tus manos de agua.
¡Sagrado río Vilcanota….!
A ti, poderoso dios, pies de serpiente
Las cadenas del pueblo que uniste
En tu recorrido triunfal;
Hoy viene a besar
Incluso el orbe entero
Tus cristalinas aguas destellantes,
Con respeto y devoción
Antes de escalar al majestuoso Machupijchu,
Hechura de mis antecesores.

¡Gigante Río Vilcanota…!
Te ruego padre poderoso de ojos de nieve
Que jamás te encolerices
Con nosotros tus hijos,
Porque sino:
¡El cielo se nublara!
¡Los rayos tronaran!
¡Los granizos caerán!
¡Las aguas bajarán de las montañas
Cargado de galgas  para aumentar tu cólera!
Y...  después Padre eterno de espaldas plateadas;
Nosotros…
Seguramente no podremos resistir tu cólera:
Entonces… ¡Moriremos!
Por eso cariño Wilkamayu
Cuando escucho tu voz amorosa
Quiero convertirme en las espumas blancas que cargas
Para yo también navegar en tus cristalinas olas…
Hasta llegar al remolino de tu corazón,
Para morirme en tus brasa sagrados.

¡Oh padre de las montañas…valles y llanuras…!
Te ruego llorando desde acá
Como el último de tus hijos,
Que las sementeras sigan verdeando,
Los ganados sigan engordando; y…
Solamente disfruten estos manjares
Los hombres que verdaderamente necesitan y trabajan.

¡Río de ríos sagrados…! Poderoso de los poderosos…!
Tengo tanta fe en tu fuerza, poder y sentimiento y sabiduría;

Porque para ti
No hay roca ni piedra.
Ante tu martilleo incesante.
¡Cuántas rocas y piedras hecho trizas...polvo!
Pero…, tu generoso corazón jamás dejará de latir por nosotros.
Willkamayu, dios de los inkas, arrodillado tus orillas,

Tembloroso beso tus aguas sagradas.